John Wycliffe
John Wycliffe nació en Hipswell, Yorkshire, cerca 1320. No existe mucha información en la actualidad de su formación personal hasta que inició sus estudios en la universidad de Oxford. Siendo ya sacerdote, estudió en Oxford hacia 1344; muy dotado para las matemáticas y la filosofía, sin embargo el joven Wycliffe se consagró a la teología, al derecho canónico y al derecho civil inglés. Mas tarde llegó a ser rector del colegio Balliol en 1361, donde enseñó filosofía y teología. Ejerció como abogado eclesiástico en la corte y, en su doble condición de experto en derecho canónico y jurista inglés, fue encargado de redactar una defensa de los derechos de la corona inglesa contra las pretensiones del papa. Es en esa época inició sus críticas radicales y polémicas hacia la institución eclesiástica, evitando, en varias ocasiones, y gracias a sus contactos, ser procesado personalmente, por su catalogación de "anticristo" por el propio pontífice romano. El 19 de febrero de 1377, Wyclif fue llamado por el obispo de Londres, Guillaume Courtenay, para que expusiera su doctrina.
El interrogatorio se terminó cuando Juan de Gante, que había acompañado a Wyclif, tuvo una confrontación con el obispo. El 22 de mayo de 1377, el papa Gregorio XI publicó numerosas bulas acusando a Wyclif de herejía. En lugar de retractarse, en 1378 negó la transubstanciación en la eucaristía, lo cual creó un profundo escándalo en la sociedad inglesa, por consiguiente se le expulso definitiva de la Corte y de su cátedra universitaria. Durante ese mismo año, Wyclif y sus amigos de Oxford empezaron la traducción al inglés de la Vulgata, desafiando la prohibición de la Iglesia de traducir a la biblia lengua común como se descrito en el video que te dejo arriba. En 1379, Wyclif continúo rechazando la doctrina de la transubstanciación, esa posición tan atrevida suscitó tal reprobación que Juan de Gante le retiró su apoyo. Wyclif envió, a partir de 1380, a sus discípulos, a los que llamaban los pobres predicadores, a las ciudades para que dieran a conocer sus tesis religiosas. Los predicadores se encontraron, en todas partes, con una gran audiencia, y Wyclif fue acusado de sembrar el desorden social. En mayo de 1382, Couternay, nombrado arzobispo de Canterbury, llevó a Wyclif ante un tribunal eclesiástico que le condenó por hereje y determinó su expulsión de Oxford y Wyclif se retiró a su parroquia de Lutterworth.
En 1382 el entonces arzobispo de Canterbury, Courtenay, reunió un sínodo para analizar detenidamente las teorías de Wyclif, las cuales de acuerdo a su perspectiva resultaron definitivamente condenadas como heréticas, pero nuevamente, gracias a sus amistades, se libró de la cárcel. El duque de Lancaster, y el pueblo londinense sostuvieron sus ideas que fueron propagadas por Inglaterra por los predicadores itinerantes. El que Wyclif mantuviera su libertad tiene que atribuírsele al apoyo continuo de algunos de sus poderosos amigos y a la actitud del parlamento, que no se convertió en lacayo del nuevo arzobispo. Wyclif centralizó sus actividades en Lutterworth y continuó escribiendo e inspirando a sus seguidores.
En 1383 el papa Urbano VI publicó una bula para organizar una cruzada en contra del antipapa Clemente VII. Rápidamente se reunió un ejército al cual se le prometió la absolución de pecados y también dar cartas de indulgencia. Wyclif ya se había expresado claramente sobre la división, e inmediatamente escribió un tratado intitulado Against the War of the Clerg (Contra la guerra del clero). Comparó a la disputa de Urbano VI contra Clemente VII con dos perros que estuvieran peleando por un hueso. Sostuvo que toda la disputa era contraria al espíritu de Cristo, pues tenía que ver con ganar poderío y una alta posición en el mundo. Dijo Wyclif que el prometer a alguien el perdón de pecados por participar en tal guerra se basaba en una mentira. Más bien, éstos morirían como incrédulos si caían en un combate que de ningún modo era cristiano. La cruzada fue un terrible fracaso, y el obispo anteriormente orgulloso regresó a Inglaterra avergonzado.
Antes, en 1382, Wyclif había sufrido un ataque apoplético que lo había dejado parcialmente incapacitado. Dos años más tarde un segundo ataque lo dejó paralizado y sin habla. Wyclif murió en Lutterworth, Leicestershire, el 31 de diciembre de 1384 .