Los Reformadores

Si tuviera que elegir un pasaje de la Biblia que describiese mejor la forma en que actuaron los reformadores considero que sería 1 Pedro 3:14-15.

14 Más también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis,15 sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;

En este post presento tres cualidades recurrentes en algunos reformadores que hicieron de sus vidas la luz que el mundo necesitó en el periodo histórico que les tocó vivir, si bien todos los reformadores manifestaron tener las tres virtudes en su proceder, cada uno demostró especial maestría en manifestar alguna en particular.

Jan Hus y la seguridad en la verdad

“Más también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois”.

Nacido en Bohemia, e hijo de una familia de campesinos en 1369, con esfuerzo logró estudiar Teología y Artes en la entonces prestigiosa Universidad de Praga, donde más tarde sería rector. En 1405 bajo la influencia de los escritos de Jhon Wycliffe, Hus inició una revolución del pensamiento al levantar la voz contra del aumento de las riquezas del clero y las acciones inmorales de los lideres religiosos. Hus consideraba que la Iglesia de Jesucristo debía volver al evangelio y a una vida piadosa; además de que la predicación de las Escrituras debían ser en el idioma del pueblo (en aquel entonces era en latín). Sin lugar a dudas la causa de Jan Hus era justa, pero la justicia en un mundo donde la parcialidad siempre estaba en favor de los intereses de los poderosos ocasionó que en el año de 1411 fuera excomulgado por el papa, situación adversa que no detuvo el poderoso rio que corría dentro de él, ya que continuó con su misión y condensó sus tesis en su libro titulado “De Ecclesia”. Para 1415 fue convocado a justificar sus acciones al Concilio de Constanza, donde no se retractó de sus convicciones y fue condenado a morir quemado en la hoguera por orden del emperador Segismundo. Jan Hus es considerado junto con Wycliffer como el precursor del movimiento Reforma Protestante.

Perseguido, enjuiciado injustamente y muerto “por causa de la justicia” el rector de la Universidad de Praga dio catedra de cómo vivir según 1 Pedro 3:14-15.

Martín Lutero y el temor a Dios antes que a los hombres

“no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis”.

Martín Lutero nació en Eisleben (Sacro Imperio Romano Germánico) en 1483, ante la negativa de sus padres en 1505 inició sus estudios de Teología en la Universidad de Wittenberg  alcanzando su doctorado para el año de 1512. En el ejercicio de su profesorado reclamó con profunda pasión los excesos del clero, como lo era, la venta de indulgencias y la autoridad papal por encima de las Escrituras. La cúspide de su inconformidad se sintetizó en sus 95 tesis que fueron clavadas en las puertas de la iglesia de Wittenberg en octubre de 1517.

Las autoridades clericales de su tiempo le hicieron presentarse en diversas ocasiones para que se retractase de sus ideas (sin éxito), entre los años 1518 y 1519, pero no fue sino hasta 1520 que el papa León X emitió un documento con el cual le condenó con 41 cargos de herejía, a lo que el fiero espíritu de Lutero respondió quemando públicamente el documento. En 1521, Martín Lutero fue llamado a la dieta de Worms que reunía en una cámara a las principales autoridades seculares y eclesiásticas de Europa, entre los presentes destacaba el mismo Emperador Carlos V y Federico III. Lutero era consciente de la trágica muerte de Hus hacia cien años atrás en Constanza, y a pesar de ello, no se doblegó, pues temía más a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. En dicha reunión, cuando a Lutero se le insistió en retractarse de sus 95 tesis, y a sabiendas que aquello que dijese podría condenarlo a la hoguera contestó:

“Por los textos de las Sagradas Escrituras que he citado, estoy sometido a mi conciencia y ligado a la palabra de Dios. Por eso no puedo ni quiero retractarme de nada, porque hacer algo en contra de la conciencia no es seguro ni saludable. ¡Dios me ayude, amén!”.

En Worms Martín Lutero expuso una clase magistral de como temer más a Dios que todos los reyes, príncipes y clérigos de Europa.

Jean Calvin y el la santidad

“santificad a Dios el Señor en vuestros corazones”.

Originario de Noyon, Francia nació en 1509, estudió Teología, Humanidades y Derecho.  A sus veinte años se apropió de las ideas reformantes, negando la autoridad papal y reconociendo la supremacía de las Escrituras. En 1536 publicó un libro titulado “Las instituciones de la religión cristiana” en el cual resumía las doctrinas fundamentales del protestantismo, y en ese mismo año debido al aumento de las personas que se unían al movimiento protestante en Ginebra, la comunidad le pidió que fuese su guía espiritual por lo que se instaló en dicha ciudad. Fue expulsado de Ginebra para 1537 debido al alto y riguroso nivel de moralidad que demandaba, pero, en 1541 las autoridades municipales de Ginebra le pidieron que volviese, ahí ejerció un prolífico ministerio hasta su muerte en 1564.

Jean Calvin creía que la Iglesia y la sociedad debían vivir bajo las ordenanzas de santidad de la Biblia, por ello, su influencia trascendió los estratos de la comunidad de Ginebra al grado de ser una sociedad teocéntrica. Los resultados no tardaron en manifestarse: en la ciudad desaparecieron los mendigos y las prácticas pecaminosas propias de la época. John Knox visitó Ginebra en 1554 y tal fue su asombro por ver la santidad que se practicaba en la ciudad que dijo:

“Es la escuela de Jesucristo más perfecta que haya existido en la tierra desde los días de los apóstoles”.

En Ginebra Jean Calvin dio ejemplo de como la santidad en el corazón de las personas puede transformar una sociedad.

El siglo XXI ha llegado con nuevos retos para la Iglesia de Jesucristo y la sociedad posmoderna exige personas que asuman su responsabilidad de ser luz con “aquel estilo de vida” que de antaño Dios ha demandado en las Escrituras. Ante el relativismo del mundo demostremos seguridad en la verdad, ante la persecución blanda (sin violencia física) temamos más a Dios que a los hombres y ante normalización del pecado vivamos en santidad.

Gabriel Alejandro Góngora Valdez